Barry Cox ha creado una iglesia que respira y ha florecido en sólo 4 años. Este hombre neozelandés tuvo la brillante idea de edificar una iglesia hecha a base de árboles completamente vivos que tardaron solo 4 años en crecer y tener el tamaño necesario para tomar la forma de la estructura metálica con la que se diseñó el boceto de esta gran obra.
Según Barry Cox, la idea surgió luego de que visitara una serie de iglesias, pero sobre todo por su amor a la arquitectura religiosa. Dijo que un día se paró junto a la puerta del patio y pensó: “aquí hay suficiente espacio para construir una iglesia”.
Estudió cada una de las especies de árboles que se encuentran en la construcción a bien de encontrar los ideales para moldearse
La estructura de hierro fue totalmente diseñada para que se moldeara a futuro y pudiera quitarse de una forma fácil una vez tomado el diseño
La iglesia tiene capacidad para 100 personas y sus paredes son de árbol de té para proporcionar un agradable aroma a los visitantes
Espera que en 10 años el techo y sus paredes queden completamente cubiertas por su follaje
La idea inicial de Barry era reservar el templo para él mismo, para tener un rincón apartado y tranquilo donde poder reflexionar; pero no pudo decirle que no a su sobrino cuando le pidió permiso para casarse allí
Cox ha cedido a la presión popular y, desde el pasado mes de enero, su magnífico edificio está abierto a visitas del público. Incluso tiene su propia página web de presentación. Sin duda, un monumento así merece ser conocido.