Si te gusta la naturaleza pero no tienes tanto tiempo como quisieras para disfrutar al aire libre, siempre puedes construir un terrario o, como quien dice, si Mahoma no va a la montaña, lleva la montaña a Mahoma.
Un terrario es un recipiente que reproduce las condiciones necesarias para que haya vida dentro de él. Aunque los más populares son de cristal, pueden estar hechos de cualquier material, siempre y cuando tengan una cara translúcida por donde puedas apreciar el interior.
Primero deberás escoger plantas afines que puedan crecer juntas. Las más comunes son: helechos, musgo, las crasas y los cactus. El recipiente debe ser lo bastante profundo para que contenga las raíces. Usa tierra ligera que no se apriete y pueda drenar el agua. Antes de la tierra, pon grava en el fondo para facilitar el drenaje.
El procedimiento será: 1) limpiar bien el recipiente, lavarlo con agua y jabón y asegurarte de que no quedan residuos; 2) aplica al menos dos centímetros de gravilla en el fondo; 3) si usarás plantas que van bien con la humedad, pon musgo, que servirá como una esponja para captar la humedad y evita que la tierra se vaya a la grava; 4) coloca la tierra suficiente para las raíces de tus plantas; 5) trasplanta las plantas y evita que las hojas queden en contacto con el recipiente para evitar el crecimiento de hongos; 6) riega hasta que las piedras del fondo estén mojadas.
Listo, ahora tienes un terrario. Para evitar que el sol dañe las plantas, evita dejarlas en la luz directa, ya que el cristal amplifica los rayos solares. Aquí tienes algunas ideas: