Stefano Furlani es un artista que creció con el amor a la playa y todo lo que la rodea. Su hijo David se contagió por ese amor al mar y juntos pasaban largas horas recolectando piedras con extrañas formas, todas provienen de la orilla del mar para después crear geniales figuras.
Pero había un problema: al anochecer, ambos tenían que ver su obra destruida por la elevación de la marea o por el caminar de los turistas.
Fue entonces que Stefano decidió formar esas figuras sobre una base de madera para poder conservarlas intactas y, posteriormente, mostrarlas a las personas.