Valentino es un gato que por diferentes motivos, nadie quiere tocar, pero cuando Elaine Seamans recorría el refugio de animales de Baldwin Park pasó por la jaula de Valentino, y tras escuchar sus maullidos supo inmediatamente lo que tenía que hacer.
“Él estiró su patita e hizo un pequeño maullido… Era como si estuviera llorando, pero sin verbalizarlo: ayúdame…” dijo Seamans a The Dodo. “Hay ocasiones cuando seguir caminando no es una opción… Tienes que parar” añade, y esta fue una de esas veces. La mujer abrazó al gatito cerca de su corazón, sin importar no traer puesto algo que la protegiera y contactó a Toby Wisneski de Leave No Paws Behind que llevó al minino al veterinario.
Ahora Valentino recibe toda la atención médica que necesita y esperan que pronto se recupere y pueda ser dado en adopción.