Todos deberíamos tener un cómplice que nos siga la corriente para cualquiera de nuestras locuras y nos acompañe en esas escapadas espontáneas que van surgiendo cuando menos lo esperamos y terminan por convertirse en el recuerdo de una aventura épica.
Así sucedió con este par de amigos tan peculiar: un gatito, que se acostumbró poco a poco al nuevo integrante en la familia, y un perro rescatado que pasó de no tener hogar a vivir junto a sus nuevos dueños, y a su compañero felino para recorrer el mundo. ¡Echa un vistazo a sus emocionantes escapadas!
“Encontró la roca más alta y corrió hasta la cima para asomarse por el borde, por eso es que lo comenzamos a llamar cabra montés”, cuenta su nueva dueña, Cynthia Bennett.