Los primeros baños de un perro joven siempre son cruciales para enseñarlo a comportarse y hacer que con el tiempo le vaya agarrando el gusto a la limpieza. Pero tal parece que todos los cachorros se empeñan en estar peleados con el buen aroma, el agua y el champú.
Este travieso husky decidió ir a jugar al patio trasero y ensuciar sus patitas justo minutos después de haber recibido un refrescante baño. Se la pasó tan bien jugando en la tierra que al entrar a su casa no se dio cuenta del desastre de lodo que había dejado por el piso recién trapeado. Por suerte tenía más hermanos caninos de los cuales su “mamá” humana podría sospechar… ¿Descubrirán su crimen?