Es una lástima que los perros no viven más tiempo, son las criaturas más cariñosas y agradecidas que conocemos, y los humanos estamos destinados a verlos partir; aunque el adiós es triste, está lleno de amor y gratitud, tal como ocurrió a Kelly O’Connell en su boda.
Hace 15 años Kelly trabajaba en un albergue animal
Alguien encontró un cachorro de labrador en un carrito de supermercado y lo llevó al albergue donde trabajaba Kelly.
No estaba buscando un perro, pero el cachorro llegó a su vida
“Él entró y pensé: ‘Sip… Me llevaré este cachorro a mi casa'”. Nombró al cachorro Charlie y se convirtió en parte de su familia.
El tiempo pasó y Kelly conoció a James, se enamoraron, una cosa llevó a la otra y este año decidieron casarse.
Querían que Charlie, el viejo perro de 15 años, asistiera a la boda
Pero Charlie había sido diagnosticado con un tumor cerebral
A principios de año se encontraba muy débil, había tenido cinco ataques epilépticos antes de la boda. Pero en la semana de la boda Charlie no tuvo ningún ataque.
“Parecía un perro nuevo”, dijo Kelly
Charlie tuvo la fuerza suficiente para caminar con Kelly en el pasillo a la boda
Pero no pudo regresar caminando.
La hermana de Kelly lo tomó en sus brazos
Kelly sabe que Charlie se mantuvo hasta el final solo por ella
“Creo que él estaba muy feliz de estar allí”.
El 9 de septiembre Charlie fue dormido. Murió en paz, frente a la chimenea y rodeado de su amorosa familia.