Una perrita vieja, como la dulce Kairi, no tiene las mismas posibilidades de conseguir un hogar como las tendría un cachorro; sin embargo algo tenía en su tierna mirada que logró derretir el corazón de Nicole, una chica que solamente trabajó como voluntaria en el albergue por una semana y terminó enamorándose de ella.
A pesar de tener más de 10 años de edad, Kairi es muy amable y simpática; los encargados del refugio pensaban que solo por su apariencia canosa nadie había preguntado por ella… hasta que Nicole llegó. ¡A los días de conocerla se animó a firmar los trámites de adopción! Le dará el mejor trato, sin importar que ya no puedan compartir tantos años juntas, ¿qué mejor manera de hacerlo que consintiéndola?
¡Estuvo esperando tanto tiempo!
Kairi perdió a sus anteriores dueños en un accidente; adaptarse a una nueva familia no sería sencillo, pero estaba más que ansiosa por tener una segunda oportunidad.
Primera parada: tienda para mascotas
Aunque no era la primera adopción de Nicole, sabía que una mascota necesitaba muchos cuidados y no contaba con ningún accesorio extra para que Kairi se instalara en su nuevo hogar, por lo que llegaron a una tienda de mascotas para abastecerse de lo necesario: camita, plato para comida, dispensador de agua y… ¿qué hay de los juguetes?
Kairi se aferró a un dinosaurio de peluche
Al entrar a la tienda, mientras Nicole seleccionaba los artículos, Kairi se enamoró de un peluche de dinosaurio y se revolcó en el suelo llamando la atención de su nueva dueña para suplicarle que se lo comprara… ¿quién se iba a resistir a su simpática petición?
Se salió con la suya
Esa es la sonrisa de una perrita con juguete nuevo… ¿quién dijo que con la edad te dejan de gustar los juguetes?
El dinosaurio no es su único nuevo amigo
Ahora vive feliz con sus otros dos hermanos, ellos también son viejitos, por lo que Kairi nunca más se sentirá sola ni discriminada.