En 2005, Miguel Guzmán, un hombre que vivía con su familia en la localidad argentina de Villa Carlos Paz, en la provincia de Córdoba, decidió obsequiarle a su hijo Damián el mejor regalo del mundo: un hermoso perrito mestizo con pastor alemán, a quien llamaron Capitán.
Cuatro años después, Miguel falleció y fue sepultado en el panteón local. Días más tarde, el perro desapareció sin dejar rastro y nadie sabía su paradero. La familia pensó que había sido adoptado por alguien más o que simplemente se había ido para siempre.
No lo abandonó jamás
La realidad es que, al no encontrar a su amo en casa, el perro olfateó su olor hasta llegar al camposanto, en donde decidió quedarse a vivir para siempre y acompañar a su dueño.
Un día, Damián fue a visitar la tumba de su papá y se llevó la grata sorpresa de encontrar a Capitán junto a ella. El joven intentó llevarlo a casa con él, pero fue imposible. El can estaba decidido a quedarse junto al lugar de descanso de Miguel.
Se ganó el cariño de todas las personas
Así pasaron 11 años, en los que los trabajadores del cementerio se encargaban de cuidarlo y alimentarlo, pues pronto se encariñaron con él. Estaban conmovidos con su amor y fidelidad.
Miguel era su hogar
Algunas veces Capitán deambulaba por las tumbas o salía a pasear por las calles y volvía a casa de su familia; pero todas las tardes, sin excepción, regresaba al cementerio y se recostaba junto a la tumba de Miguel.
El tiempo pasó volando
Con el tiempo, la salud del perro comenzó a deteriorarse, entonces Verónica, la viuda de Miguel, y Damián lo llevaron al veterinario, quien lo diagnosticó con insuficiencia renal, una enfermedad que no tenía cura. Así que la familia decidió dejarlo que continuara con su rutina.
Falleció a los 15 años
Finalmente, una tarde, Capitán fue encontrado muerto en el cementerio, lugar en el que vivió la mayor parte de su vida resguardando la tumba de su amado dueño.
Desean que descanse para siempre en el mismo cementerio
https://www.youtube.com/watch?v=TUIqu0c0EtI
Todos los locatarios le rindieron tributo y solicitaron permiso a las autoridades para poder sepultar el cuerpo del perrito junto a los restos de quien fue para él su mejor amigo; aunque no estuvieron juntos por tanto tiempo, siempre le guardó respeto y lo amó hasta el último día de su vida.
Un ejemplo de amor
Esta es una muestra más de que los perros son y serán siempre el mejor amigo del hombre; los únicos que, a pesar de la distancia, el tiempo y la adversidad, siempre estarán a su lado.