La vida de un perrito en un refugio no es muy emocionante, realmente suelen estar en su jaula hasta que algún humano los elige… si es que tienen tanta suerte. No es ninguna sorpresa que estos hermosos animalitos de pronto se depriman al estar tanto tiempo encerrados y sin alguien que los ame, que juegue con ellos, que los mime. Por eso, cuando a Molly Clark, voluntaria del Kitsap Humane Society, en Washington, se le ocurrió la fabulosa idea de consentir a estos amorosos perritos, ¡todos se sumaron al proyecto!
Realmente la idea es simple, pero hace mucha diferencia en la vida de estos animalitos. Molly se lleva a los perritos cada martes a un paseo hasta Starbucks, donde les compra un delicioso Puppuccino (Capuccino + Puppy = ¡PUPPUCCINO!). Ahora la tienda local de Starbucks ha decidido poner letreros para conseguirles hogar a estas hermosas mascotas.