Cuando Ivy Diep vio por primera vez a Popeye (después lo nombró así) estaba en pésimas condiciones, demasiado flaco, comía lo que podía encontrar en la calle, que no era mucho, con su pelo enmarañado y completamente sucio. Inmediatamente lo llevó a un veterinario, lo bañaron, lo checaron y Ivy comenzó a buscarle un hogar.
Parecía increíble que nadie quisiera a este hermoso perrito (o quizás fue una jugada del destino), lo que sí es cierto es que desde el momento en que Popeye llegó a la casa de Diep, se sintió tan en confianza que algo en el interior de la mujer sabía que ahí pertenecía. Afortunadamente su esposo pensó lo mismo… ¡y hasta sus otros perros!
Ahora la vida de Popeye es completamente diferente, cada día su dueña lo lleva a restaurantes pet friendly (es decir, en donde aceptan animales) y disfruta de mejores comidas que yo. Tranquilos, el perrito no come todo eso; Ivy contó a Bored Panda que lo lleva a las salidas que tiene con su esposo o amigas y que realmente solo lo fotografía con la comida, pero solo le da una probadita de aquellas cosas que sabe que no le hacen daño.
Ahora Popeye hasta tiene su cuenta de Instagram donde cuenta con más de 125 mil seguidores, para ver lo que encontrarás ahí te damos una pequeña muestra. Te lo advertimos, no sabrás en qué concentrarte: si en la dulzura y belleza del ahora famoso perrito… ¡o en la deliciosa y antojable comida!