Un hombre en Tucson, Arizona, decidió un buen día buscar una mascota, ¿y qué mejor compañía que la de un perro? Así que cuando pasó por una casa y vio un letrero que decía:
“Se regala cachorro”,
pensó que era su día de suerte, aunque primero se fijó y vio qué raza era la que regalaban para saber si se ajustaba a sus necesidades.
En cuanto lo vio fue amor a primera vista
Un hermoso cachorro con ojos claros y las orejas puntiagudas. Apenas lo vio, inmediatamente supo que había encontrado a su amigo ideal.
O eso creía…
Le nombró Neo y así empezó la aventura. Poco a poco se daba cuenta de que requería demasiado cuidado, no podía dejarlo solo porque el perro destrozaba la casa o, si lo dejaba en el patio, se escapaba a la casa de los vecinos.
Neo tenía ciertas actitudes… diferentes
Aunque era adorable y amoroso con su amo, no era así con las demás personas; de hecho, no le gustaba convivir con ninguna otra persona. Cuando escapaba a casa de los vecinos iba con sus perros, pero si los dueños se acercaban Neo se escondía y huía de ellos.
Ni siquiera le gustaban mucho los premios que le ofrecían
Un día que su dueño no estaba en casa, escapó nuevamente a ver a sus amigos. Fue entonces cuando los vecinos se hartaron y decidieron llevar al perro a un albergue. Sin embargo, cuando el encargado vio a Neo inmediatamente les dijo:
“Saben que ese no es un perro, ¿verdad?”
Neo no es un perro cualquiera… ¡es un lobo!
El albergue no podía aceptar a Neo porque entonces tendrían problemas legales.
Así que llamaron a un santuario de lobos en California
Afortunadamente, ellos no tuvieron ninguna objeción en recibirlo, entonces lo único que quedaba era ponerse en contacto con el dueño para ver si daba su autorización (tenía que hacerlo; en caso de que dijera que no, él sería el del problema legal).
Ya que todos habían estado de acuerdo, era hora del traslado
En cuanto Neo llegó al lugar se sintió como en casa
Lo pusieron en aislamiento al inicio
Como no estaba acostumbrado a la vida en manada, en el santuario decidieron ponerlo en aislamiento en lo que se acostumbraba. Sin embargo, el lobo no estaba de acuerdo con estar solo.
Él quería estar con su manada
Apenas estuvo un rato solo, volvió a encontrar la manera de escaparse para buscar a los suyos, incluso en el santuario explicaron que la conducta de Neo, de escaparse de su casa para ir con los perros del vecino, era por la naturaleza que tienen los lobos de convivir en manadas, por eso se le hacía fácil convivir con otros perros, aunque no con personas.