La frase “no soy una persona de gatos” es una vil mentira, por mucho odio que albergue tu corazón o fuerte que sea tu alergia.
Gran parte del misterio gatuno comienza con la pregunta: ¿de dónde salen? Porque la mayoría de las personas que tienen un felino como mascota aseguran que llegó a sus vidas de una manera inexplicable. Entran a tu casa y poco a poco se van haciendo espacio en tu corazón, invadiendo el territorio congelado de su superficie, pese a que jurabas que jamás sentirías ni un poquito de amor por ellos. ¿Y ahora? ¡Los amas totalmente! Recuerda que más pronto cae un hablador que un cojo. Así que mejor cierra el pico la próxima vez que te rehúses a tener una mascota así… porque finalmente la terminarás amando.