Todos los días nos enteramos de nuevas historias de perritos abandonados a su suerte por personas que no supieron o no quisieron hacerse responsables de una vida. Lamentablemente, muchos de ellos terminan en las perreras o en condiciones terribles.
Esta es la historia de una hermosa perrita que alguien dejó en un lugar desolado para que encontrara la muerte, pero, por suerte, conoció a dos chicos que sin querer terminaron cambiando su fatal destino.
Así sucedieron los hechos
Una joven y su novio habían decidido pasar la tarde en un estanque pescando, en un área alejada de cualquier rastro de civilización, cerca de un complejo industrial. El lugar se encontraba desierto cuando llegaron… con excepción de una hambrienta perrita.
Estaba muy asustada y delgada, y no tenía ninguna placa o algo para que la reconocieran. Su cola estaba escondida entre las patas, y no importó cuántas veces le llamamos, ella no se acercaba. Cuando lo intentábamos, ladraba de manera débil y se alejaba instintivamente.
Se encariñaron muy rápido
El estanque estaba a casi 200 metros de la carretera y comenzaba a oscurecer y a lloviznar, así que la pareja intentó con más fervor convencerla de que fuera hacia ellos. La joven recordó que en el auto tenía unos dulces con sabor a arándanos y esta fue la única forma en que la perrita se acercó, buscando comida. Debido a esto, decidieron nombrarla Blueberry (arándano).
Empezamos a lanzar los dulces tratando de hablar con ella y de ganar su confianza. Comenzó a acercarse poco a poco, pero cada pequeño ruido la asustaba: una bolsa moviéndose con el aire, las aves volando, lagartos moviéndose en el pasto. En ese momento decidí sentarme frente a ella, extendí mi brazo y no hice contacto visual. Sabía que si la miraba directamente, ella se pondría muy nerviosa.
No quería que se fueran
Luego de un rato tratando de convencerla, la pierna de la chica comenzó a acalambrarse, así que se levantó y se dirigió al auto, en ese momento Blueberry la siguió.
Se quitó el miedo
Ella la siguió hasta donde se encontraba el automóvil. Luego el chico sentó a la perrita en el asiento del conductor y la joven tomó lugar junto a ella, a pesar de que se encontraba un poco nerviosa y llorando, decidió acomodarse y confiar en la pareja.
Ella confiaba en sus nuevos amigos
Se convirtió en la más adorable perra y entonces se robó mi corazón. Comenzó a lamer mi rostro y se acurrucó en el auto. Le pusimos el cinturón de seguridad por si se asustaba mientras el carro estaba en movimiento, pero no se espantó para nada.
A la mitad del camino acomodó su carita entre mis piernas y lentamente se quedó dormida. Luego comenzó a roncar y se veía tan linda.
La separación fue dolorosa
La pareja decidió llevar a la perrita a Humane Society para que la revisaran y buscaran algún chip. Blueberry estaba bien, pero no tenía ningún sistema de rastreo. Como la encontraron un domingo y no había nadie en el control animal, tuvieron que dejarla en un edificio muy oscuro, ya que no podían llevarla con ellos a casa.
Tenían que adoptarla
Al despedirse de ella, la joven no pudo controlarse y comenzó a llorar, ya que no quería dejarla sola en un lugar tan horrible. Después de algunas horas, ella le pidió a su novio que la adoptaran. Sin embargo, existen ciertas reglas antes de poder llevar a un perro a casa, así que la llevaron al control animal, en donde les explicaron que la perrita tenía aproximadamente dos años.
Ahora debía esperar un periodo de cinco días para ver si alguien la reclamaba y si no, se pondría en adopción. Pero aquí fue cuando surgió el más grande problema.
No era tan fácil
A pesar de que la chica estaba convencida de que debía llevar a casa a ese hermoso ser, su novio puso miles de excusas. No es que estuviera en contra, pero él veía demasiados problemas para adoptarla.
Para empezar, vivían en un departamento muy pequeño, algunas veces tenían que viajar y no podían dejarla sola y, además, no estaba seguro de que el dinero les alcanzara para poder alimentarla.
Siempre había querido tener un amigo perruno
La chica tenía el corazón destruido, por un lado, sabía que su novio estaba en lo correcto, pero por el otro se había encariñado con Blueberry, así que no estaba dispuesta a dejarla a su suerte.
Había deseado tener un perro toda mi vida. Nunca pude tenerlo de niña porque mis padres no lo permitieron, y tampoco mientras estuve en la universidad porque no tenía ni tiempo ni dinero. Tengo casi 28 años, y sé que esta es mi oportunidad de tener un perro que me acompañe, justo como siempre lo desee. Necesito cosas buenas en mi vida y creo que Blue es eso que me hace falta.
Todo se solucionó
Luego de pasar una semana deprimida y de escuchar a su novio negando la posibilidad una y otra vez, por fortuna logró convencerlo de llevar a Blue al departamento.
Ella es perfecta. Es muy amorosa. Está emocionada de estar con nosotros, a pesar de que mi novio tenía razón en todo lo que me dijo, está convencido de que Blue viva con nosotros. De cualquier forma, ella ama masticar los huesos que le damos y jugar con pelotas de tenis.
Es la perrita más feliz del mundo
Ahora Blueberry está en un hogar que le brinda todo el cariño y amor que alguien le había negado, y aunque todavía no ha ganado mucho peso con el tiempo podrá recuperarse por completo. La mejor enseñanza que nos deja esta historia es que los perros, a pesar de que a veces somos muy malos con ellos, siempre van a amar y confiar en los humanos que los traten bien y nos van a robar el corazón.
Ella ronca de la manera más adorable. Siempre se queda dormida inmediatamente cada vez que sube al auto y también en cuanto llegamos a casa. Y siempre sueña que está corriendo.