Las habilidades de una madre no conocen límites; su amor infinito ha hecho de ellas seres asombrosos que pueden incluso moldear su cuerpo para convertirse en una barrera que protege a sus pequeños de las inclemencias del tiempo. Sin importar la especie, no existe cobijo más cálido en el cual refugiarse que los brazos de una madre, quien -literalmente- se transforma en paraguas para salvar a sus pequeños de la más terrible tormenta.
Esta gallinita nos muestra la verdadera pureza de la maternidad en un solo acto: abrió sus alas para que sus pollitos no se mojaran bajo la helada lluvia.
¡Ay, no se me vayan a enfermar!
No cabe duda: la crianza te vuelve ingeniosa
El conmovedor escenario muestra a una asombrosa familia que lucha por sobrevivir, exponiéndose a los peligros de la naturaleza como cualquier ser vivo, pero con un distintivo fundamental: no están solos, una madre los dirige y los cuida en el trayecto. ¡Ojalá los pollitos valoren este honorable gesto de amor de parte de su madre!