Los perros y los gatos nunca serán fanáticos de ir a sus visitas veterinarias, y mucho menos cuando tienen que ser intervenidos y aplicarles anestesia es inevitable. Pobres peludos, sufren horrores y es posible que nos vayamos al infierno por reírnos de sus caras, pero es que son un goce de diversión cuando la anestesia empieza a hacer efecto. Por sí solos son adorables, pero con anestesia su efecto amoroso se le eleva al máximo.
Ríe y disfruta las caras perdidas de estos bigotones, morirás de amor. Por cierto, no le muestres a tu mascota este post o podría escapar de tu casa, todo sea por no ir al veterinario.