Todo aquel que tiene un gatito en casa sabe lo difícil que puede ser tener ganas de abrazar a su mascota y ni siquiera poder hacerlo, solo porque el malvado gato no quiere una sola gota de amor de su amo.
Ellos siempre tendrán el control, si no quieren caricias te lo harán saber con el poder de sus voraces y esponjosas garritas, listas para marcarte los arañazos más profundos del día.
Lo raro es que, aún así, te aferras a querer un mimo con tu gato, a pesar de que sabes que no va a salir como esperas. Pero estos dueños en serio no debieron haberlo hecho jamás.