La mayoría de la gente considera a los ratones como una peste repulsiva, sobre todo cuando están cerca de los alimentos; sin embargo, verlos en sus ambientes naturales los vuelve lindos y chistosos.
En lugares de Nueva Zelanda y Australia, la ausencia de depredadores naturales les permitió reproducirse a niveles alarmantes destruyendo las plantaciones y las poblaciones de pájaros autóctonos.