Wall-E era solo un cachorro en 2015 cuando su familia lo adoptó del albergue Maricopa Country Animal Care and Control. Parecía que lo amaban y lo consentían, pero tres años después, sin previo aviso, la familia lo volvió a abandonar en el mismo albergue del que lo habían rescatado.
Dejaron a Wall-E con todas sus posesiones, su camita y sus juguetes favoritos, amarrados en bolsas de basura. El perro no podía entender por qué lo habían abandonado ni la razón por la que su familia estuviera llorando afuera de las puertas del albergue.
Estaba asustado y triste
Al parecer, las circunstancias de la familia de Wall-E habían cambiado y sus dueños ya no podían prestarle la atención necesaria. Pero él no lo sabía, creía que había hecho algo malo y que por eso lo habían dejado allí.
El albergue, aunque era un lugar en el que no se dormía a los perros y se les trataba bien, estaba lejos de ser un hotel o una casa decente para un perro; así que Wall-E cayó en depresión, estaba lejos de su hogar y las personas que juraron amarlo lo habían traicionado.
Nadie quería adoptarlo
Wall-E no pudo mantener sus juguetes ni su cama, dormía sobre una cobija dentro de una jaula. Estas condiciones le bajaron el ánimo, siempre estaba solitario y triste, por eso las familias que iban a visitar el albergue no se interesaban en él. Pero los voluntarios sabían que en el fondo era un perrito tierno y cariñoso.
Una nueva esperanza
Parecía no haber esperanza, pero su cuidador tuvo una brillante idea: contar su historia… y funcionó. Él y otros seis voluntarios hicieron una página de Facebook especialmente para narrar la vida de Wall-E; muchas personas se conmovieron y pidieron adoptarlo.
Amor a primera vista
Desde que Lynn Lee vio la foto de Wall-E supo que tenía que conocerlo, y así lo hizo. Inmediatamente después del primer encuentro se resolvió a adoptarlo. Wall-E vive feliz con Lynn ahora que sabe que no lo volverán a abandonar y que puede vivir tranquilo en el calor de un hogar.