El espíritu navideño ha invadido a todos, bueno, no todos, ya sabrás por qué. La fotógrafa Brooke Goldman aún medio dormida acompañó a su novio a la estación de tren de Nueva York porque saldría de viaje. Al pasar por un edificio con un hermoso pesebre montado logró identificar a un esponjoso ente que se había colado en el lugar que le pertenecía al niño Jesús, y era nada más y nada menos que un gato gruñón. El pequeño gordinflón se había tomado la molestia de ocupar a sus anchas el pesebre y su cara de poco amigos era lo más peculiar de la escena.
”Me partí de risa” dijo Goldman al medio digital The Dodo. A pesar de la expresión tal malhumorada del felino fue precisamente eso lo que llenó de alegría aquella mañana común de invierno y era obvio que algo así tenía que ser compartido. Alegra tu día con la inocencia del enojón gatito, morirás de ternura y risa. Mira la cara del delito.
Así es como se tendría que ver un pesebre tradicional
Oh, pero miren, ha nacido el mesías gatuno
Alábenme, humanos
”Odio la Navidad”
Obviamente las risas no pudieron contenerse
¿Qué te parece el atrevimiento de este bigotón?