En 1928 el legendario biólogo evolutivo Ernst Mayr tuvo la fortuna de ser la primera persona en ver al canguro arborícola de Wondiwoi. Lo encontró en las montañas de la península de Wondiwoe, en el estado indonesio de Papúa Occidental, en la parte occidental de la isla de Nueva Guinea; sin un rastro de su existencia, se creía que había desaparecido y estaba extinto.
Sin embargo, gracias a la expedición comandada por el botánico aficionado de Reino Unido Michael Smith, de 47 años, se tiene la certeza de que este hermoso mamífero aún vive.
Una especie única en el mundo
Los canguros arborícolas son marsupiales tropicales emparentados con los canguros terrestres y los walabís. Estos canguros de tamaño medio poseen antebrazos musculosos para impulsarse a lo alto de los troncos de los árboles y moverse entre las ramas, empleando una rara mezcla de saltos y escalada.
Son un grupo sorprendentemente diverso. Existen 17 especies y subespecies, dos en el extremo norte de Australia y el resto en la enorme isla de Nueva Guinea.
Los canguros arborícolas pueden llegar a pesar hasta 15 kilogramos y saltan desde una altura de nueve metros al piso sin hacerse daño. Pese a esto, son muy enigmáticos y suelen permanecer ocultos en la cubierta forestal.
Una aventura extraordinaria
Smith es un biólogo de Farnham, Inglaterra, y ahora trabaja para una empresa de comunicaciones médica. Pasa sus vacaciones recorriendo partes remotas de Pakistán, Kurdistán e Indonesia en busca de rododentros, tulipanes y orquídeas raras. Planeó su empresa después de escuchar hablar sobre este misterioso animal mientras recorría las montañas de Papúa Occidental en busca de rododendros en 2017.
Con la ayuda de porteadores papúes, un cazador local que hacía de guía y Norman Terok, estudiante de la Universidad de Papúa, en Manokwari, y entusiasta de la historia natural, Smith se introdujo en la selva el 23 de julio y salió una semana después con la noticia del hallazgo.
Estuvieron a punto de desistir
La expedición dirigida por Smith tuvo que ascender a más de mil 500 metros, una vez ahí comenzaron a observar marcas de arañazos, características en los troncos que habían dejado los canguros arborícolas, así como restos de heces.
También pudimos oler las marcas de olor que dejaron los canguros, una especie de olor atractivo.
En uno de los últimos días de la expedición, sin haber conseguido ver ninguno, el equipo decidió comenzar a descender. Entonces el cazador que los acompañaba pudo ver al espécimen.
Avistó un canguro a 30 metros de alto. Tras intentar enfocar el objetivo en el animal que sobresalía tras las hojas, saqué unas cuantas instantáneas decentes.
Tenía la certeza de haberlo encontrado
Antes de darlo a conocer a escala internacional, Smith habló con expertos mundiales en canguros arborícolas, entre ellos Eldridge y Roger Martin, de la Universidad James Cook en Queensland, Australia.
Las montañas de Windiwoi también están a cientos de kilómetros del hábitat de gran altitud adecuado para los canguros, con los están emparentados, lo que aporta credibilidad al descubrimiento.
Están en grave peligro
Los canguros arborícolas de Nueva Guinea disminuyen por la caza, la tala, las plantaciones de aceite de palma y la minería. Para Roger Martin, esta es una historia positiva que puede ayudar a la preservación de esta hermosa criatura:
Su descubrimiento significa que si proporcionamos un hábitat a los animales y los dejamos en paz estarán perfectamente. La razón de que permanecieran ocultos durante tanto tiempo probablemente sea el bosque de bambú. Solo un intrépido británico en busca de rododendros habría perseverado.
Saber que el animal todavía existe es una gran oportunidad para recopilar más información, ya que apenas tenemos información sobre él, así como para garantizar su supervivencia.
Aún quedan muchas cosas por descubrir
Smith acepta que espera que su descubrimiento pueda ayudar a proteger al parque nacional de las montañas de Wondiwoi:
Todo esto demuestra que puedes encontrar cosas interesantes si sales a buscarlas. En vacaciones, durante años, he descubierto todo tipo de objetos arqueológicos y etnográficos. La idea general de que no queda nada interesante que descubrir es errónea.