Si te encantan las historias románticas, Lola y Loki te robarán el corazón; ella, una chica glamorosa que se acababa de mudar con su humana a un pequeño vecindario en Surrey, Inglaterra; él, un apasionado poeta que soñaba con encontrar a su chica ideal a la vuelta de la esquina para jurarle amor eterno.
Tras instalarse en su nuevo hogar, Lola salió al jardín para explorar un poco… y entonces, se vieron fijamente a los ojos; solo los separaba una cerca de madera que señalaba la división de los patios traseros… pero no habría barrera lo suficientemente alta para impedir el amor que surgió al instante.
Salieron chispas de sus ojitos
Los dueños de ambos, notaron cómo sus miradas se llenaban de brillo cada vez que estaba uno en frente del otro, pero no creyeron que se tratara de amor real, sino de la emoción momentánea de tener un nuevo vecino perruno a quién saludar al otro lado del jardín.
Lola es una chica tímida, pero se encariñó fácilmente
“Nunca habíamos vivido cerca de otros perros antes, Lola estaba muy emocionada de poder ver a otro perro de tan cerca”, aseguró la nueva vecina.
Loki se derretía al verla, pero le daba pena admitirlo
“Ella siempre salta y le da besos con su lengüita al pobre Loki, es una perrita muy atrevida, creíamos que solo era una especie de saludo entre amigos”, dijo Monty, el dueño del enamoradizo can.
Su amor fue creciendo cada día más
Sus dueños se sorprendieron mucho al notar que al pasar los días, su amistad se hacía más y más fuerte… incluso comenzaron a perder interés en salir a pasear al parque, entrar a dormir en sus casas o emocionarse cuando les daban de comer.
¡Solo querían pasar las tardes juntos!
El amor lo puede todo
No hubo más remedio que ponerle una puerta a la cerca que los dividía para que se visitaran a menudo; pero tranquilos… ambos tienen familias muy responsables que los esterilizaron para que esta tierna historia de amor no les llene el jardín de cachorritos.