Ayudar a un animal indefenso no cuesta nada, sobre todo si este se encuentra en grave peligro. En 2013, Gwen Maxwell, una mujer de 85 años de edad, decidió salir a tomar un paseo por las calles de Arizona. Mientras admiraba el paisaje notó algo fuera de lo común: un cachorro pasó frente a ella, pero parecía herido.
La mujer decidió seguirlo para ver si se trataba de la mascota de alguno de sus vecinos, pero cuando se acercó un poco más se dio cuenta de que el animal estaba en grave peligro: el pequeño estaba cubierto de espinas de un cactus cholla y sufría mucho.
Urgía que alguien lo ayudara
Luego de seguirlo por un tiempo, el animal no pudo más con el dolor y cayó al piso; entonces la mujer reaccionó y decidió pedir ayuda pues, de seguir así, el cachorro podía morir.
Se llevó una gran sorpresa
Maxwell intentó acercarse para socorrerlo y fue cuando descubrió que se trataba de un coyote bebé. Aquella imagen era demasiado triste:
Intentaba levantarse, pero el dolor provocado por las espinas lo derribaba y me estaba partiendo el corazón.
El apoyo estaba en camino
Por suerte, dos empleados de Pebblebrook Golf Course llegaron a la escena. Se trataba de Shawn Bordine y José Soto, quienes estaban dispuestos a lo que fuera con tal de ayudar el pequeño.
Lo hicieron con mucho cuidado
Soto se puso un par de guantes gruesos para sostener al bebé, mientras que Bordine utilizó un par de pinzas para quitar una por una las espinas del cactus incrustadas en su frágil cuerpecito.
Mientras que José lo sostenía, yo pude sacar las espinas de su boquita. No intentó morderme y no hizo ningún tipo de sonidos.
No intentó escapar
Regularmente, los coyotes huyen de los seres humanos, pero el cachorro sabía que estos hombres lo ayudarían e intentó mantenerse tranquilo durante el procedimiento.
Se les considera animales peligrosos
Los coyotes son muy comunes en el estado de Arizona, incluso hay personas que les consideran una plaga, ya que piensan que pueden contagiar de distintas enfermedades. También hay quienes les tienen miedo, pues les gusta comer animales de granja, aunque es muy extraño algún ataque en contra de los humanos.
Estaba sano y salvo
Pero por suerte para este pequeño coyote, se cruzó con gente que estaba dispuesta a socorrerlo y luego de varias horas lograron quitar todas las espinas.
Las peligrosas espinas del cactus cholla pesaban mucho más que el pequeño coyote.
No estaba solo
La madre del cachorro se encontraba cerca del lugar, nerviosa y en espera de que el bebé fuera liberado. Y una vez que terminaron su labor, Soto y Bordine lo dejaron ir.
Su familia lo esperaba
Aunque tenía un poco de sangre y algunos golpes fuertes, el coyote bebé estaba fuerte y ansioso por ir con su mamá y hermanos que lo esperaban tras unos arbustos.
Un final feliz
Esta increíble experiencia fue difícil pero dejó buenos resultados, no solo para el animal que se libró del terrible dolor, sino para Maxwell y los dos hombres que acudieron a su llamado, pues gracias a su colaboración surgió una buena amistad que ha durado algunos años.