Seguro ya te diste cuenta que a tu perro le dices “hijo”, “bebé” o “precioso” y no “firulais”, “chanclas” o como sea que se llame. Y si tus amigos te tachan de exagerado y te dicen que lo tratas mejor que a un niño hoy puedes decirles: “¡Tomen eso, la ciencia me da la razón!”.
De acuerdo con un estudio realizado en el Hospital General de Massachussetts, cuando miras a tu perro -especialmente en las mujeres- se ciertas áreas del cerebro, las mismas que se activan cuando estás viendo ¡a tus propios hijos!
Mira esta información sobre tu relación con tu perro.
En el estudio participaron 14 mujeres entre 22 y 45 años con al menos un hijo de entre 2 y 10 años de edad y un perro con el que estuvieran por más de dos.
El cerebro de las participantes fue analizado a través de resonancias magnéticas. Se les mostró una serie de imágenes: una de su hijo, otra de su perro y una más con un niño y un perro desconocido.
El resultado fue claro: las áreas cerebrales que se activaron cuando vieron a su hijo también se activaron cuando lo hizo con su perro. La única excepción fue el cerebro medio, la sustancia negra y el área tegmental ventral, esas únicamente se iluminaron con los hijos.
Esas áreas contienen altas cantidades de dopamina, oxitocina y yarginina vasopresina; hormonas relacionadas directamente con las emociones y sentimientos de recompensa y unión hacia otros humanos.
Aunque este tipo de investigaciones aún está en pañales, nos encanta saber que poco a poco vamos entendiendo de mejor manera lo especial que es la vida junto a los perros.