Convivimos tanto con nuestras mascotas que acostumbramos a humanizar sus reacciones y confundirlas con emociones características de las personas; un ejemplo puede ser cuando sacan la lengua y lo interpretamos como si nos estuvieran sonriendo. Y es que el comportamiento de los animales domésticos tiene su gracia… pero ¿por qué nadie habla del verdadero experto en muecas y gestos?
El lenguaje corporal del caballo es aún más complejo que el de un perro o un gato; el movimiento de sus músculos faciales es tan exagerado que parece que de alguna forma están buscando la manera de hacerte reír. ¡Seguramente Jim Carrey fue caballo en su otra vida!