El que se enoja, pierde. Y es que a nadie le agradan los gruñones que se la pasan quejándose por todo. ¿Pero si la cara de enojo fuera la de un cachorrito? ¿O de un tierno pajarito que apenas está aprendiendo a volar?
No cabe duda de que a los animales les perdonamos todo, incluso que de vez en cuando se comporten como unos amargados. Como muestra, tenemos la selección de sus mejores berrinches en la siguiente galería, estamos seguros de que querrás tranquilizar su furia a besos y apapachos.