Diversas alteraciones genéticas desarrolladas en ciertos animales provocan cambios físicos tan radicales que los vuelven no sólo sorprendentes sino hasta en algunos casos irreconocibles.
Casos como el albinismo o el melanismo presentados en estos animales (que hasta cierto punto resultaban familiares por su cotidianeidad en nuestra vida) cambian considerablemente la perspectiva con la que los vemos o veíamos, pues la madre naturaleza tiene más trucos y secretos para nosotros.